FÉLIX GRANDE (Mérida, 1934) ha
muerto hoy en Madrid a la edad de 76 años. Encuadrado en la llamada generación de Medio siglo o promoción
de los 60, obtiene en 1963 el premio Adonais por un libro de poemas titulado Las
piedras. En 1978 logró el premio Nacional de Poesía por Las
rubáiyatas de Horacio Martín. También
cultivó la prosa, donde se puede destacar un título: La balada del abuelo palancas (2003). Fue un
apasionado del flamenco, de sus ritmos y de la guitarra a los que dedicó
también algunos títulos.
Si
tú me abandonaras te quedarías sin causa
como una fruta verde que se arrancó al manzano,
de noche soñarías que te mira mi mano
y de día, sin mi mano, serías sólo una pausa;
si yo te abandonara me quedaría sin sueño
como un mar que de pronto se quedó sin orillas,
me extendería buscándolas, con olas amarillas,
enormes, y no obstante yo sería muy pequeño;
porque tu obra soy yo, envejecer conmigo,
ser para mis rincones el único testigo,
ayudarme a vivir y a morir, compañera;
porque mi obra eres tú, arcilla pensativa:
mirarte día y noche, mirarte mientras viva;
en ti está mi mirada más vieja y verdadera.